He estado varios días valorando el hecho de hacer un post como este. Porque ya sabéis que no tengo pelos en la lengua y alguna vez os he contado mis penurias chochiles, pero el tema está yendo más lejos de lo que a mí me hubiera gustado, y después de una visita al ginecólogo el pasado viernes, resulta que sí, que la cosa está chunga y que mi suelo pélvico está “hecho caldo”.
Así que, con este primer capítulo, inauguro lo que vendrá siendo un diario sobre cómo afrontaré la recuperación de dicha parte de mi cuerpo. Porque me está afectando tanto en diferentes aspectos de mi vida, que merece ser inmortalizado en forma de posts.
Tal y como he comentado antes, el viernes tuve una revisión en el ginecólogo. Revisión con su respectiva citología y ecografía, pues entre pitos y flautas, han pasado 3 años desde mi última revisión. Parece que por visitar un ginecólogo tan frecuentemente por la infertilidad esté todo controlado, pero no, habían pasado casi dos años sin citología cuando por fin me quedé embarazada.
Decir, que mi actual ginecólogo es el que elegí después de llevarme un chasco con la ecografía de las 12 semanas en otra clínica. Que además de ser super amable, simpático y comprensivo, es experto en suelo pélvico.
Teniendo en cuenta que yo desaparecí de su consulta cuando me diagnosticaron diabetes gestacional (porque ya me llevaban por la SS y me daba pereza seguir yendo por los dos caminos), hacía casi un año que no me veía.
Se lo conté todo. La mierda de parto que tuve, los dolores que estaba teniendo actualmente y el miedo que me daba practicar sexo.
Me subí al potro y en cuanto me coloqué, el ginecólogo se llevó las manos a la cabeza “madre mía, lo que te han hecho aquí… pedazo episiotomía“. Me dijo que haríamos la citología lo primero, y ya después pasaríamos a la eco y finalmente a valorar mi estado general.
La citología fue mejor de lo que me esperaba. Tenía terror a la boca de pato esa, pero lo hizo con tanta suavidad y dándome palabras de ánimo que no me hizo nada de daño. Ni siquiera al sacarlo me pilló chichilla. ¡Genial!
Lo siguiente fue la ecografía. Le recordé que yo tenía un quiste en el ovario derecho que tuvieron que puncionar antes de hacerme la FIV, y que después de mi bioquímico, se volvió a rellenar y por tanto, yo me quedé embarazada con un quiste ahí.
Y ahí seguía, con su mismo tamaño de 16mm. Le pregunté si eso habría alguna manera de quitarlo, y me dijo que era tan pequeño que no valía la pena. Pero claro, de cara a una siguiente FIV, ¿qué? El tema se quedó bastante en el aire, tampoco me apetecía plantearme mucho más.
Aparentemente en la ecografía estaba todo bien, excepto por mis intestinos que estaban emburruñados y llenos de materia fecal (sí, caca) y no dejaban visualizar uno de los ovarios. Al final consiguió encontrarlo entre tanta mierda, literalmente.
Finalmente, pasamos a la valoración de mi suelo pélvico y tuve que respirar muy profundamente antes de que metiera sus dedos por mi vagina, porque yo estaba contraída no, lo siguiente. Me dijo que no me preocupase, que él sabía lo que hacía, que no me haría daño y que veía destrozos así a diario.
Me hizo daño, claro que sí. En cuanto tocó la zona de mi vagina que esta contracturada. Sí, podemos decir que tengo el chirri contracturado, justo al lado contrario de la cicatriz.
Dijo que estaba bastante mal, y que debía empezar a hacer rehabilitación de inmediato. Me dijo que en el hospital en el que di a luz (de la SS) hay un equipo buenísimo de suelo pélvico, y que pidiese derivación, que además, habiendo dado a luz allí, qué menos.
Me preguntó también por el sexo que practicaba, y le comenté que era nulo. Que me dolía tanto que le había cogido miedo a que me tocasen con un palo. Y me dijo que no podía ser, que el sexo ayudaba a que se mantuviera en forma y que si dejaba de practicarlo, me contraería más y más, y me cerraría cual fortaleza.
Le comenté que había comprado un lubricante que me recomendó una amiga con ácido hialurónico y me dijo que era perfecto, que le diera caña al cuerpiki y que no dejara el tema de la rehabilitación, porque era muy joven para estar así.
Nos despedimos y me dijo que le mantuviese al día. ¡Qué majo!
Ahora estoy pendiente de conseguir una cita con un ginecólogo de mi CAP para conseguir que me deriven, no obstante, si no logro esa derivación, no lo dejaré. Buscaré un osteópata, un fisio o lo que mierdas sea con tal de arreglar esto.
Porque me tiene amargada, la verdad. Ir caminando y que duela, estar sentada y que duela, no poder tener vida marital porque duela… no. Y como si de una tarea extraescolar se tratase, este fin de semana me lo propuse.
Con mi lubricante y un marido la mar de comprensivo, hubo tema. Doloroso al principio, pero genial al final y creo que el lubricante tiene mucho que ver. Eso sí, llevo dos días que me duele como si me hubiese tirado a un equipo de fútbol, pero entiendo que esto es como volver al gimnasio después de mucho tiempo. Agujetas chumineras, las llamo yo.
Y aunque esté adolorida, estoy feliz. Feliz por el simple hecho de haber empezado a tomar cartas en el asunto y ver que hay luz al final del tunel. Seguiré con los ejercicios que propone la app Bwom, y con lo que me envíen de rehabilitación.
¿Alguna de vosotras ha hecho rehabilitación de suelo pélvico? ¡Contadme vuestras experiencias!
12 Comentarios
Raquelca
18 julio, 2016 at 10:48 amCuánto me alegro de que hayas escrito este post!
Cuando leí el de las geridas de guerra postparto, pensé que te habías metido en mi cuerpo y estabas describiendo mi situación! Mi princesa nació con forceps; consecuencia: desgarro + episiotomia.
Hoy, 3 meses y medio después, no me siento todavía yo. No tengo dolores, pero “eso” no es mío… y hace que no me sienta del todo bien conmigo misma.
Así que, gracias por contar tu experiencia y hacernos saber que no estamos solas!
Mar
18 julio, 2016 at 11:08 amAnimo! ya verás como al final lo consigues recuperar al cien por cien. Yo no sé qué pasará conmigo pero conozco más casos similares al tuyo… así que supongo que es más normal de lo que creemos.
Por cierto, que majo tu ginecólogo.
Suerte y a por todas!
Maite
18 julio, 2016 at 1:16 pmSiento mucho el calvario por el que estás pasando y me he decidido a escribirte para que sepas que son problemas muy comunes y que sobre todo TIENEN SOLUCIÓN. Te animo a que te leas la entrada que escribí sobre los hipopresivos y el cuidado del suelo pélvico por si te ayuda (https://amareselmotor.wordpress.com/2016/06/20/abdominales-hipopresivos-suelo-pelvico-salud-postparto/). Me parece indignante que hayas tenido que ir por un centro privado para valorar el estado de tu suelo pélvico y buscar soluciones. Sobre todo, cuando, como te informó tu gine, el hospital donde diste a luz tiene un buen equipo para estos asuntos. No sé cuándo vamos a empezar a recibir más información sobre estos temas desde la sanidad pública y a qué esperan para facilitar el acceso a los medios para la recuperación a todas las mujeres. Los dolores, problemas en las relaciones sexuales, incontinencia urinaria y demás lindezas que dejan de recuerdo las intervenciones durante el parto y el embarazo en sí no deberían ser un precio a pagar y tragarse sin más. Sobre todo habiendo soluciones baratas y saludables para solucionarlo. Todas tenemos derecho a nuestra calidad de vida después de haber sido madres!! En fin, es lo que tenemos. Espero que las cosas vayan cambiando…No dejes de insistir en que te atiendan los profesionales de la seguridad social porque estás en tu derecho y es su deber. Espero que te recuperes pronto. Ánimo!!
Elisabet
19 julio, 2016 at 12:22 amHola! Yo también he tenido mierdipartos (fórceps el primero y espátulas el segundo) y quedé bastante mal de los bajos 🙁 Lo que me ha cambiado la vida es la fisio de suelo pélvico. Con sólo 2 sesiones (a 35 eurillos, tampoco es hipercaro) y unos masajes para despegar la cicatriz y descontracturar la zona, fue un cambio como de la noche al día.
Que sí, que debería cubrirlo la SS pero mientras no lo haga, será el dinero mejor invertido!
Un saludo
Elenita
19 julio, 2016 at 9:26 amHola!!!
Hace dos años acudí a mi ginecologa, y le comenté que me dolía horrores la penetración con mi pareja. ella me derivó a una ginecóloga especialista en suelo pélvico y acudí a su consulta. Lo primero que me dijo era que tenía una contractura en la vagina. Yo flipé!!! no conocia a nadie que tuviera nada igual, y me recomendó varias sesiones con un fisio de suelo pélvico, y tambíen ejercicios en casa con mi pareja. Me fue genial. Mantuve mis citas con el fisio medio en secreto, porque no era plan de ir diciendo que tenía contracturado “el chichi”, y además, mi fisio me comentó que era más normal que lo que yo creía, y que habia muchisimas mujeres con el mismo problema, pero que como hay mucho tabú.
Estrella
19 julio, 2016 at 12:01 pmEl tratamiento sí lo cubre la Seguridad Social. De hecho, yo soy una de las beneficiadas por el equipo de suelo pélvico (ginecóloga y fisioterapeuta) de mi hospital de referencia. El problema es que llegar a esta derivación al especialista depende del ginecólogo que te toque en suerte en la primera revisión postparto. En mi caso -parto con ventosa que incluía episiotomía y un desgarro gordo- lo tuvo muy claro pero sé que otras mamás no han tenido tanta suerte. Y con todas las obligaciones de la maternidad se va dejando el tema… y no. Deberían derivar por protocolo a todas las nuevas madres no solo por salud sino para ahorrarse costes futuros en tratamientos ocasionados por el mal cuidado de la musculatura vaginal.
La mejora después de pasar por la consulta de la fisio es apabullante. A mí me ha cambiado la vida porque antes era un rosario de pequeñas molestias en la zona y mi vida de pareja nula.
Por cierto, ese lubricante es buenísimo 😉
Esther
19 julio, 2016 at 2:20 pmPilates, o concretamente algunos ejercicios, van muy bien para el suelo pélvico. Seguro que encuentras algún taller. Aquí donde vivo hay un gabinete de Fisioterapia que además de impartir clases de pilates, ofrece cada cierto tiempo talleres de suelo pélvico. Ánimo y suerte con ello.
Esther
21 julio, 2016 at 12:37 pm¡Madre, qué horror! Yo de mi primer parto, a pesar de ser buenísimo (sin epidural, pero muy rápido y bonito, eso sí), me llevé una episiotomía del copón, mi hija peso 4,200 y yo no podia parar de empujar! Así es que por fuera me llevé unos 12 puntos y por dentro ni me dijeron.
Pero debieron coserme fenomenal, porque apenas me dieron lata los puntos, solo los primeros días al sentarme. Terminada la cuarentena volvimos al tema. Al principio con mucho lubricante y mucho cuidado, porque me dolía, pero al cabo de poco tiempo ya todo fenomenal y sin molestias.
Con mi hija pequeña, a pesar de no tener episiotomía, tuve un desgarro de un par de puntos de nada y te dire que esa parte me molesta más que la episiotomía grande. A ver, es solo una mini molestia al tener relaciones y solo muy de vez de cuando, pero me hace gracia que me moleste más eso que le episiotomía de la primera, la verdad.
Yo lo que sí he notado las dos veces es que aunque al principio cueste tener relaciones, al final el temilla “se va haciendo” y va molestando menos en muy poco tiempo, y hasta puedes dejar el lubricante. Es cuestión de no dejarlo. Sin nombrar lo importante que es para la pareja, claro.
¡Un beso y ánimo!
Postparto | Vida se escribe con V
23 septiembre, 2016 at 12:07 am[…] 2 mamás blogueras a las que les ha pasado lo mismo que a mí y que me encanta cómo lo cuentan: Una madre ingeniera y Una […]
Postparto | Vida se escribe con V
23 septiembre, 2016 at 8:01 am[…] 2 mamás blogueras a las que les ha pasado lo mismo que a mí y que me encanta cómo lo cuentan: Una madre ingeniera y Una […]
Sabrina
20 mayo, 2019 at 12:42 pmAsí estoy yo tres años y medio después de tener a mi hija, me siguen dando largas en la seguridad social y no encuentro ni se de ningún fisio cerca de donde vivo,que se dedique a eso.. cómo te entiendo… Te agradezco que cuentes tus cosas sin tapujos, porque he visto que somos muchas así.
Ana
20 diciembre, 2021 at 6:05 amAlguien ha envido prolapso y se le ha curado con ejercicios de suelo pélvico??