Mis intolerancias alimentarias

Tenía muchas ganas de contarte con detalle todo sobre mis intolerancias alimentarias.

Aunque esta prueba genera mucha controversia, ya que no tiene rigor científico. No obstante, y eso fue lo que me animó a hacérmela después de varios meses debatiéndome, todo aquel que aplica el resultado de este análisis, encuentra mejoría. Al menos con la gente que yo he hablado.

Si me remonto a mi pasado más reciente, me recuerdo siempre con digestiones pesadas, abdomen abultado, muchos gases y las visitas al baño de frecuencia y consistencia variables.

Jamás me planteé que pudiese ser celíaca o intolerante a la lactosa, la verdad. Yo siempre me he alimentado muy bien, y aunque he tenido mis caprichitos, no es lo habitual.

Mi rosácea empeoró durante el embarazo, y en el mes de mayo te conté por qué me planteaba hacer este análisis.

Después de pensármelo mucho (por eso del rigor científico) y de comparar precios en distintos laboratorios, aproveche una oferta de uno de ellos y conseguí hacerme el test de 200 alimentos por 215€.

Los resultados tardaron dos semanas, pero cuando los tuve en mis manos flipé en colores.

Aunque había 3 grados de intolerancia, el análisis explica que eso no significa que se pueda comer un poco de dicho alimento, sino que puede ser una intolerancia nueva o una antigua volviendo. Es decir, habría que eliminar todos los alimentos.

Y esta es mi lista:

• Maíz
• Patata
• Rábano
• Judía Blanca
• Judía Roja
• Mostaza
• Almendra
• Avellanas
• Pistacho
• Trigo
• Trigo sarraceno
• Cebada
• Guisantes
• Caseína
• Clara de huevo
• Leche de cabra
• Leche de oveja
• Leche de vaca
• Nuez de cola

¿Cómo te quedas? A mí casi me da un jamacuco.

Ese mismo día me propuse que iba a seguir a rajatabla las indicaciones y que por tanto, eliminaría todos los lácteos, el huevo y el resto de alimentos que me sientan mal. Mi mayor sacrificio es el queso, sin duda alguna.

Durante dos semanas lo cumplí, pero al segundo día ya empecé a notar que me encontraba genial.

Tenía vientre plano (algo desconocido para mí), no me tiraba pedos (hasta maridín se asombró) y no estaba cansada porque sí.

Pero llegaron las vacaciones y la locura de estar para arriba y para abajo. Fue tan difícil mantenerme fiel a mi dieta “especial” que acabé decidiendo que comería normal hasta que volviera la rutina de septiembre.

Justo antes de esto, tuve un brote super bestia de acné que inflamó la parte derecha de mi cara. Horrible. Empecé a tomar un antibiótico que, al haberlo continuado después del de la mastitis, creo que fue el culpable de mi gastroenteritis en Valencia.

He estado todo el mes de agosto luchando contra los granos, y la cosa ha mejorado antes de yo volver a comer bien de nuevo. Así que yo ya no sé si la rosácea tiene como origen algo que como, esa es la verdad.

De todos modos, no me arrepiento de haber hecho esta prueba porque es información muy valiosa. Una intolerancia puede desaparecer, así que no pierdo la esperanza de volver a comer tortilla de patata. Quiero ser firme, portarme bien. Porque si no lo hago, pago las consecuencias.

Desde que estuve aquellas dos semanas sintiéndome tan bien, ahora soy capaz de detectar cuando algo me sienta mal. Es increíble como he llegado a conocer más mi cuerpo.

La compra en el supermercado se ha simplificado mucho para mí. De hecho, quiero hacer un vídeo para enseñarte qué es lo que compro. Aunque básicamente son productos frescos. Mucha fruta, verdura, carne y pescado, y cereales como centeno o espelta.

Mucha gente no entiende que es lo que pasa y cree que si como un poquito no me pasará nada. Pero sí. Cada vez que como algo de esa lista, no solo tengo malestar, sino que mi cuerpo “sufre”. No creo que eso sea muy sano para su equilibrio general y por eso quiero hacerlo bien.

¿Te has hecho alguna vez un test de intolerancias? ¿Conoces a alguien que se lo haya hecho? ¿Qué opinión tienes al respecto?