El ginecólogo es ese doctor o doctora que anualmente, todas las mujeres DEBEMOS visitar.
Durante toda mi vida como mujer, me he enfrentado a muchos ginecólogos. Cambio de residencia, o cuando iba por la Seguridad Social, que cada vez me atendía uno distinto. Pero cuando al fin, conseguí tener mutua, decidí buscar un ginecólogo con el que quedarme.
Tuve la suerte de encontrarme con un señor entrañable. Me hablaba con mucho cariño, cogía la ecografía de cada revisión y me explicaba, “mira, esto es tu útero”, “anda, mira, aquí hay un folículo listo para salir”, etc. Además, no me hacía daño en mi querida vagina cuando me sacaba el “pato” ese o como se llame, con el que toman la muestra para la citología. Durante 4-5 años ha sido mi ginecólogo amado (que raro suena esto).
Cuando empecé a pensar en embarazo decidí ver que opiniones había acerca de él por internet. Mi gozo en un pozo. Mi doctor hacía años que ya no se dedicaba a embarazos y partos. Eso si, estaba por las nubes a base de buenas críticas.
Ahí fue cuando comenzó mi semana infernal de búsqueda de un ginecólogo que entrase por mi mutua.
Leí foros, blogs, etc. Cuando parecía que encontraba uno, descubría que no entraba por mi mutua, o si entraba, sólo atendía en clínicas con muy mala fama por culpa de las enfermeras.
Había visto tantos relatos acerca del maltrato que habían sufrido algunas embarazadas durante su parto, que me aterraba equivocarme al elegir médico y por tanto, clínica para parir.
Finalmente, fui a parar a un blog en el que su autora relataba como los ginecólogos de su mutua le habían hecho cesárea sin más en sus dos primeros partos, cuando ella lo que quería era un parto vaginal. En su tercer embarazo, ella seguía queriendo tener un parto vaginal, además en casa. Consiguió contactar con una ginecóloga que apoyaba su decisión y que estaría dispuesta a intervenir en caso de que el parto en casa no fuera bien.
Esa es mi ginecóloga. Esa mujer que defiende los partos naturales, y que la parturienta vaya a su ritmo. En la consulta es bastante seca, aunque hay días que es muy simpática.
De momento, estoy feliz con mi elección.
3 comentarios
Desde luego no es nada fácil encontrar un gine bueno! Además de que sea buen médico es importantísimo que te haga sentir bien y te respete. Yo tengo la suerte de que el gine que asistió a mi madre en sus embarazos sigue en activo, así que voy a ir por la seguridad social (cuando llegue!), pero para las visitas “extras” que me haga me tiraré una hora en el coche para verle.
Pues si. Hay mujeres que no pueden elegir y se tienen que conformar con el que tienen, y a veces, por desgracia, nos encontramos con auténticos patanes!
Tú si que has tenido suerte de poder heredar un buen profesional!
vaya que si es dificil! yo debido a mi esperiencoi me vieron como unos 15 ginecologos en cuestion de tres meses y pude hacer varias comparativas entre ellos mismos,la forma de actuar de tratarte de hacer reconocimientos de explicarte las cosas….aun asi no las tengo todas conmigo y no tengo un gine exclusivo…no se con cual decidirme