Hace unas semanas te mostré por Instagram que Bichito había empezado a plasmar su arte sobre sus cuentos infantiles.
Di mi opinión al respecto y tuve todo tipo de respuestas por privado sobre si era correcto o no, o si no le estaba enseñando límites. Así que me apetecía mucho compartir contigo por qué yo sí que dejo que mi hijo pinte sus cuentos infantiles y por qué creo que puede ser beneficioso para él.
La expresión de la creatividad
Supongo que todos los niños tienen una fase en la que les encanta pintar. O no, no lo sé. Pero desde hace meses a Bichito le gusta dibujar sobre pizarra blanca, pizarra normal con tiza, con rotuladores en papel (a veces en los muebles), con acuarela… vamos, que le encanta plasmar cosas.
Tiene sus límites, porque los tiene, cuando me mira amenazante con un rotulador apuntando al sofá le digo que ahí no se pinta porque sino se ensucia y ya no es bonito, pero que puede pintar en cualquier otro sitio de las opciones que le doy.
La primera vez que vi que pintaba su mesa y sus sillas (las típicas blancas del Ikea), le dije “noooooo”, pero luego pensé “para qué narices tengo entonces rotuladores lavables?”
Así que empecé a dejarle pintar en ciertos lugares “suyos”, entiéndase su mobiliario, sus cuentos, sus juguetes, sus puzzles. Lo que él quisiera. Después, hacemos el ejercicio de darle una toallita y dejarlo todo limpio, algo que él también disfruta.
Si alguna vez ha traspasado algún límite y ha pintado el sofá, hemos hecho lo mismo. Le hemos dicho que ahí no se pinta porque se ve feo y después, le hemos hecho limpiarlo con una toallita. Y aquí no ha pasado nada.
Pintar sus cuentos
La primera vez que le vi pintar un cuento casi hiperventilo, pero en lugar de parar ese momento creativo que estaba teniendo (porque aunque sean garabatos, es creatividad) empecé a pensar a toda máquina sobre si era malo o no, en qué nos podría afectar, qué tenía de malo. Y llegué a una conclusión.
Que la creatividad no es algo que nos sobre en la edad adulta y se dice y se comenta que se nos cortaron las alas con muchos procedimientos que hoy en día ya no se practican (pintar dentro del dibujo sin salirte, si no, está mal, por ejemplo). Además recordé lo que me dijo una amiga ilustradora una vez:
“Nadie dibuja bien o mal, sino que cada uno tiene su estilo”
Y esto me lo dijo porque yo le conté que a mí de pequeña siempre me había encantado dibujar, pero jamás he dibujado bien. Fui a clases con un mal profesor que arruinó aún más la poca confianza artística que tenía en mí misma.
Así que, después de pensar a mil por hora mientras Bichito plasmaba su arte por primera vez en un cuento, decidí que no importaba porque era SU CUENTO. Obviamente no le iba a dejar hacer eso sobre una primera edición del Quijote, para que me entiendas. El límite está ahí.
Bichito tiene su pequeña biblioteca de cuentos de la que él mismo se sirve. A veces se sienta a mirarlos y otras, le da por pintarlos. Si ese libro que él está viendo le abre la necesidad de coger un rotulador y completar el dibujo, ¿quién soy yo para impedírselo?
Tal vez Bichito piense que a esa página le falta color y probablemente crea al 100% que él puede darle el toque perfecto. Y creo que darle la oportunidad de hacerlo puede abrirle nuevos caminos. Quizás se arrepienta después de hacerlo porque no le gusta o tal vez se sienta súper orgulloso de lo que acaba de hacer porque crea que ese ilustrador no tiene ni idea, ¡ja ja!
Esos libros que son SUYOS a los que tiene total acceso siempre que quiera y cuando quiera, no los quiero impolutos dentro de 20 años. ¿Para qué? ¿Y lo divertido que será cogerlos y ver qué cosas pintaba cuando tenía 2 años? ¿De qué me sirve un cuento infantil que no ha sido trabajado?
No le dejaría coger sus cuentos y romperlos a conciencia, por ejemplo, porque entonces no podría volver a disfrutar de ellos, pero, ¿pintarlos? No veo nada de malo en ello y de hecho es algo que busco que haga.
Que tenga iniciativa creativa, que se le ocurra hacer nuevas cosas, que se atreva a dibujar lo que quiera sin miedo a que le corrijan.
Yo dejo que mi hijo pinte sus cuentos (y otras cosas) y de hecho me gusta que lo haga. ¿Qué opinas tú del tema? ¿Crees que tu hijo debe mantener impolutos sus cuentos porque tiene que aprender a respetar las cosas, o crees que el respeto por lo material se puede aprender de otro modo? Además, ¿quien ha dicho que el arte no es respeto?
¡Cuéntame!
6 comentarios
Pues me parece genial. Yo también dejo que haga esas cosas y que juegue con las sartenes, ollas y todo el menaje de cocina que quiera (excepto cuchillos y cosas así). Le pongo límites de otra forma. Lo que sí me parece importante es enseñarle a ir con calma cuando me pide que lea un cuento. Quiere saltarse las hojas e ir a su favorita y eso sí que intento frenarlo. Le explico que hay que ir poco a poco y que hay que terminar de leer uno para empezar otro.
Hay que dejarles crear y que exploren…
ay, lo de saltarse todo y llegar directamente al final es increíble, desde la segunda vez que lo lee ya está así… intento pausar también la lectura… aunque reconozco que me parto de la risa con sus prisas! 🙂
La verdad es que para mí los libros son algo sagrado y me cuesta ver a gente que los raya, los subraya, tanto niños como mayores, sobretodo mayores…
Pero hablando sobre un niño pequeño y que está en edad de hacer lo que has dicho, tienes toda la razón. Dentro de unos límites no habría que ponerle trabas a sus iniciativas artísticas en general.Muy bien explicado, me has hecho reflexionar… ajaja. Ahora solo mataré a la gente mayor que profane los libros >:3
Yo también creo que no cortarle las alas a esa edad y dejar que disfruten a su manera tambien es beneficioso y creo que a veces nos aterra el querer que las cosas no se estropeen (o se pinten en este caso) pero no nos fijamos en que para eso estan sus juguetes y cosas para que las utilicen de la manera que les salga a ellos… y no para lo que está destinado.
Un beso
@xiqittina
Yo tengo dos estanterías con cuentos. La de los cuentos bonitos, los que me gustarían que conservasen y la de los cuentos “de batalla”, que me importa menos lo que hagan con ellos.
Vamos a partir de la base de que yo de pequeña no jugaba con los juguetes para que no se estropeasen. Tenía mi madre libros míos de pequeña que se los dió a mí hijo hace poco impolutos. Vamos a decir que mi hijo ha sido muy muy fan de romper libros y que a mí cada vez que veía una hoja o tapa rota me salía una úlcera. Que dices comprarle los de hojas duras. Se las ingeniaba para pelar las hojas y quitarles el dibujo. Y los libros de cuando era pequeña a la media hora estaban sin tapas. Pintar hasta ahora que tiene tres y medio no le ha gustado, y de momento no le a de adobe por ahí, pero no creo que le dejase pintar libros (con los que tiene ya destrozados que haga lo que quiera). En casa tenemos dos estanterías de libros: los cuentos, que esos no le dejaría pintarlos ni loca y los que tienen palabras, dibujos que hago como que no veo y me tomo un antiácido