Bichito volvió a madrugar y sobre las 7h ya estábamos on fire.
Según el tiempo, este iba a ser el día lluvioso de toda nuestra estancia allí. Nos vestimos un poco más acordes al fresquibiri que hacía e igual que el día anterior, salimos de casa sobre las 9h.
De camino al centro, entramos al Jardín Botánico para dar un paseo por el interior. Estaba todo muy calmado y además parecía que estábamos en mitad del campo. Una pasada.
Allí Bichito nos dio señales de cansancio, así que lo subimos al carro y no tardó en echarse una siestecita.
Maridín y yo aprovechamos para redesayunar de nuevo en Laura’s Bakery, en el mercado de Torvehallerne. Fue otro sablazo de desayuno, pero bueno, era nuestro momento de relax de coger fuerzas para el resto del día.
Nuestra intención era ir caminando hasta Christiania, pero nos equivocamos de puente y dimos una vuelta inmensa. No hay mal que por bien no venga así que probablemente esos kilómetros de más nos quitasen el croissant del cuerpo 🙂
Visitamos Christiania, que es una zona de Copenhague en la que están permitidas las drogas.
Allí dentro no te dejan hacer fotos ni vídeos. Hay muchísimos carteles que así lo indican y el olor a sustancia ilegal flota en el aire.
Soltamos de nuevo a Bichito como si de una fiera se tratase y como se acercaba a todas partes, hasta los más colocados se derretían con mi niño ¡ja ja!
Dimos un par de vueltas por allí y entramos en una tienda de arte de alguien que vivía allí. Compramos una lámina con intención de unirla a la gallery wall que tenemos en el salón.
Después de estar un buen rato allí dentro, se hizo la hora de comer.
Nuestro plan era acercarnos a la Isla de Papel o Papirøen. Una gran nave industrial llena de food trucks o puestecitos con comida de todo tipo.
Yo llevaba en mente que quería probar el smørrebrød, algo típico de Copenhague. Bichito se comió un platazo de pasta italiana la mar de rica (y cara) y maridín… no me acuerdo qué comió maridín, ¿pero acaso importa? JAJA! Es broma, claro… maridín comió carne con chimichurri.
Después de haber comido, Bichito pedía a gritos otra siesta, pero estaba pasadísimo de rosca. Empezamos a caminar a ver si conseguíamos que durmiese pero en cuestión de poquito rato, empecé a encontrarme muy mal.
El smørrebrød no debía haberme sentado muy bien por algún motivo y empecé a sentir dolor hasta en los riñones. Estaba mareada y sin energías, mientras que Bichito daba mucha guerra.
Empezó a chispear y como a Bichito le gusta subirse en el carro con el plástico de lluvia, fue fácil que se quedase ahí quieto. No tardó en dormirse y nosotros decidimos que, a pesar de los precios, necesitábamos un café.
Después de caminar por Nyhavn y ver las casas típicas de colores igual que vimos en Bergen (Noruega), encontramos una terraza en la que sentarnos.
En realidad yo necesitaba una manzanilla, pero no había de eso. Me pedí un té con leche que solo por lo calentito que estaba, me sentó genial.
Estuvimos un buen rato sentados en la terraza de este bar que estaba mirando hacia los transeúntes y maridín y yo nos entretuvimos mucho observando la escena.
Después no teníamos nada más planeado, así que decidimos volver al parque que estaba cerca de nuestra casa que tenía la zona infantil a la otra punta. Fuimos andando, así que tardamos unas dos horas en llegar ya que entre medias nos fuimos parando en algunos parques más pequeños que vimos.
Una vez llegamos a la zona infantil de Fælledparken nos quedamos alucinados.
Parecía que en cualquier momento iban a aparecer zombies. Estaba vacío, en silencio, no había nadie.
Tenía unas estructuras de agua que ahora estaban secas y parecía, según los carteles, un parque infantil para ir con bañador.
Los niños a finales de agosto ya han empezado el colegio, así que este parque estaba prácticamente abandonado.
Era un parque tan grande que no me lo podía creer. Con el agua encendida y lleno de niños tendría otra pinta, pero entre el día nublado y la soledad que había, daba miedito.
Fue el día que más pronto volvimos a casa, pero es que estábamos agotados. Creo que Bichito cenó pavo con pan y tomate o algo así muy poco elaborado ya que no quiso de la pizza que nos pedimos nosotros.
Por tercera noche consecutiva, Bichito cayó en cuanto se tumbó entre nosotros y aguantó toda la noche del tirón. MA-RA-VI-LLO-SO.
Puedes ver el vídeo de nuestro tercer día aquí:
¿Crees que la lluvia puede complicar las vacaciones con niños?
¡Ve a nuestro 4º día en Copenhague!